Escrito por Virginia López Espinosa
Actualmente, es muy frecuente que los padres y profesores tengan quejas sobre los comportamientos conflictivos de los niños y adolescentes.
Las rabietas son formas de expresarse de los niños que no son patológicas, son normales en las etapas tempranas del desarrollo. Ahora bien, es cierto, que dependiendo de cómo respondamos ante ellas, hará que en el futuro se repitan más o menos.
Los trastornos más frecuentes
En cuanto a los trastornos de conducta hay dos que son los más frecuentes. El trastorno negativista desafiante (TND) tiene una prevalencia del 2-15% de la población infanto-juvenil, suele empezar antes de los 8 años de edad y suele ser gradual. Asimismo, El trastorno disocial (TD) tiene una prevalencia de 5-15% en los chicos, y un 2-10% en las chicas. Pueden iniciarse sobre los 5 o 6 años, aunque no suele observarse hasta el final de la infancia o inicio de la adolescencia. Normalmente puede desaparecer al llegar a la adultez o en casos más graves conllevar a otro trastorno antisocial de personalidad (más habitual si inicio temprano del TD).
- El trastorno negativista desafiante se caracteriza por un patrón de enfado, irritabilidad, discusiones, actitud desafiante con alguien que no sea su hermano durante al menos 6 meses y debe cumplir una serie de criterios (como por ejemplo, que a menudo se encolerice, moleste deliberadamente, sea resentido, discuta con adultos…). Estas conductas ocasionan deterioro significativo, y las conductas no se deben a otro trastorno.
- El trastorno disocial se caracteriza por presentar un patrón repetitivo y persistente de comportamientos en los que se violan derechos básicos de otras personas, normas sociales importantes propias para la edad, manifestándose por la presencia de tres de los 15 criterios que hay durante 12 meses, y por lo menos un criterio durante los últimos 6 meses (por ejemplo, haber provocado incendios intencionados, escaparse de casa por la noche, etc.).
Factores que influyen
Pueden influir múltiples factores en los trastornos de conducta como son factores biológicos (embarazo, factores cerebrales, factores bioquímicos, dieta y género), factores psicológicos (personalidad, variables cognitivas, baja autoestima, dificultades escolares, presencia de otros trastornos asociados, déficits de habilidades sociales), familiares (posible psicopatología de los padres, conductas agresivas de los padres, modelos educativos inadecuados) y sociales (clase social baja, dificultades para relacionarse, mal ajuste académico, demasiada televisión).
Desde los modelos de aprendizaje, se hace alusión a que las conductas agresivas tienden a repetirse porque con ellas consiguen consecuencias reforzantes, en lugar de tener consecuencias negativas. Por tanto, aumentan con el tiempo.
Ante las rabietas, la conducta de ceder por parte de los padres hace que el niño aprenda a asociar que si se porta mal consigue lo que quiere (un juguete, que estén con él, etc.). En próximas ocasiones, si no le refuerza podrá observar el fenómeno de “estallido de la extinción”, es normal que pase, porque anteriormente le funcionaba la rabieta, y ahora ve que no, entonces intenta “portarse peor” para ver si al final consigue lo que desea. Sin embargo, para que la extinción sirva, la persona adulta tiene que mantenerse y reforzar al niño cuando le vea más sereno y realice otras conductas adecuadas.
Desde los modelos familiares, se suele hacer hincapié a cómo se dan los órdenes a los niños y niñas, ya que si se les ordena muchas cosas, complejas y difíciles de cumplir hace que el niño se sature y no haga nada de lo pedido, por el contrario, cuando se les expresa ordenes sencillas, claras y realistas para su edad, suelen tener mejores resultados.
Consejos y sugerencias a los Padres
- La comunicación entre los padres, el psicólogo/a y el colegio es importante para hacer una buena evaluación e intervención del
- Cuando haya sospechas, acudir a un profesional de la psicología y de la medicina es esencial para descartar posibilidades psicológicas y/o orgánicas que expliquen la conducta
- Asimismo, tener en cuenta que las conductas problema no se deban a situaciones estresantes tales como el nacimiento de un hermano pequeño, un cambio de residencia, etc. Si se debiera a éstos factores, serían reacciones normales
- Los padres pueden emplear técnicas como la economía de fichas (para aumentar conductas que deseen, y disminuir las conductas problema a la vez). Dándole puntos cada vez que realice las conductas deseadas, y quitándole fichas cuando realice conductas problema, así una vez consiga una serie de puntos, podrá cumplir el niño un plan que le motive, como por ejemplo, ir al parque Warner con sus padres
- El contrato conductual entre padres y el niño/a también es útil para que ambas partes se comprometan a realizar acuerdos y cumplir el contrato (por ejemplo, el niño quiere estar más tiempo con sus padres, y los padres quieren que recoja su cuarto; pues se podría plantear que si el niño recoge su cuarto todos los días, los padres verían con él por ejemplo una película los viernes por la noche (en el caso que este plan le guste al niño, siempre hay que adaptarlo al caso específico).
- También podrían hacer actividades en familia en los que se favorezca comportamientos prosociales, voluntariado, ayudas a la comunidad…