Escrito por Borja Quicios
Cuando los niños y las niñas nos desobedecen, lo más importante es que se mantenga la calma. Si nos sentimos desafiados o que se burlan de nosotros, nos puede dar mucha rabia y podemos actuar equivocadamente.
Qué podemos hacer
- Dar explicaciones y criterios es bueno para los «obedientes» y puede ser problemático para los «desobedientes». Si creemos que el niño conoce los motivos por los que le pedimos que se comporte de determinada manera, no está bien repetirlos para «convencerlo».
- un buen sistema implica hacerle una advertencia efectiva frente al no cumplimiento. En tono firme, pero sin gritos ni ningún tipo de violencia y una sola vez. La repetición interminable solo agota la paciencia de los adultos.
- Otra buena fórmula es expresarles lo que pasará si no cumplen.
- Si cumple, no pasemos por alto su buena actitud y alabemos sinceramente su ayuda, sin reproches y demostrándole la alegría que nos produce.
- Si no cumple, es crucial que cumplamos lo que hemos advertido. Ser firmes en las consecuencias.
- Si se establece una lucha de poder, lo mejor que podemos hacer es tratar de salirnos de ella. Si es posible, intentemos retirarnos del lugar donde está el niño, asegurándonos de que no corre peligro.